Límites que callan, territorios que dicen…
A los 40 años de conmemorar la vuelta de la Democracia, nos sentimos colectivamente interpelados: ¿Qué es un territorio democrático?. ¿Qué acciones artísticas pueden democratizar un territorio?.
¿Qué hace o no a un territorio democrático? ¿Qué decisiones? ¿Qué características?
¿Qué es un hacer democrático? ¿Qué es un hacer represivo/opresivo? ¿El miedo limita la democracia? ¿El respeto hacia el otro forma y da forma a la democracia? ¿Cómo quedan impresas en los territorios las huellas que dejan la opresión y la libertad?.
¿Qué apariencia manifiestan los territorios democráticos? ¿Qué movimiento genera esto?
Los procesos creativos, artísticos, son medios , instrumentos y acciones que nos permiten explorar , transitar, ir trazando recorridos que definen espacios, territorios y experiencias. Se constituyen como un conjunto de actividades artísticas múltiples de naturaleza interdisciplinaria que defienden , ferozmente la movilidad de la frontera, interpelan los límites que callan. Basándose en la idea de que es precisamente en los cruces y las intersecciones donde los campos artísticos se fertilizan
(Performance. Teoría y Prácticas Interculturales. Richard Schechner).
El arte es sinónimo de libertad. Es el deseo y la acción de transformar, visibilizar o brindar testimonio de un tiempo y espacio. El arte incita, cuestiona, remueve y sobre todo crea nuevos lenguajes, narrativas y formas de comunicar ideas, emociones y pensamientos.
Problematizar la relación entre arte y democracia implica repensar los espacios, históricamente concebidos desde el control y el silencio, para reconvertirlos en expresiones y experiencia de trabajo colectivo y participativo.
El arte invita a ampliar el universo personal de los niños y niñas su imaginación y creatividad expandiendo la mirada y construyendo su identidad en un contexto democrático.
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